¿Es fundamental la ontología?



Es necesario en Lévinas partir de una ontología del bien pues con ella fundamentamos nuestra comprensión filosófica. Entonces, la ontología siempre se nos mostrará como un problema moderno muy a pesar del olvidado el ser, pues esta ayuda a fundar las premisas que antecederán a la pregunta del ser, o como se menciona en el texto:

“Retornar al problema de la ontología- implícitamente resuelto por cada cual, incluso en forma de olvido, tal es, según parece, edificar un saber fundamental sin el cual todo conocimiento filosófico, científico o vulgar sería ingenuidad”[1].

Con respecto a la ontología dice Heidegger se confunde el ser con el ente, el famoso olvido del ser dice Cruz Prados el olvido del ser viene a consecuencia de la confusión entre ente y ser[2], durante mucho tiempo la metafísica se ha encargado de realizar la estructura ontológica que explique al ente, ahora Lévinas propone a la ontología la idea del bien platónica y su filosofía primera. El ente es algo más en la manera en que nosotros percibimos la ontología, es aquí donde entran los trascendentales los cuales son sus modos de ser; pero Lévinas al referirse a trascendente lo hace para poder entender al ser, para ver de qué manera se manifiesta este y también descubrir de qué manera se hace concreto el ser, pues lo que no se quiere es caer en un idealismo. Para poder evitar lo anterior nos tenemos que referir primero a la ética y luego al ser, haciéndolo a través del trascendental que no es otra cosa que el ser mismo presentado a nuestra subjetividad.

Lévinas nos dice que el olvido del ser es olvido del bien y del bien moral, parafraseando lo que dice Heidegger al respecto: una confusión entre ente y ser[3]; al presentarnos de esta manera al olvido del ser, da la razón por la cual pone un énfasis especial en la ética, pues dice Lévinas que el bien es el que fundamenta la ontología y si nos olvidamos del bien (ser en Heidegger) ¿qué importancia tendrá esta? Al respeto cita Lévinas en su artículo: “la comprensión del ser no supone únicamente una actitud teorética, sino la totalidad del comportamiento humano. El hombre todo es ontología”, y continua diciendo que su obra científica lo es, su afectividad, la satisfacción propia y el trabajo, su ser social y su muerte, todos estos momentos y muchas más, articulan ferozmente el hecho de que se reserva a cada uno de estos una ocupación determinada, la intuición del ser o la verdad.

“Toda nuestra civilización depende de esta comprensión, incluso aunque sea olvido del ser. No es que haya verdad porque existe el hombre, sino que hay verdad porque el ser en general es inseparable de su apertura o, si se prefiere, hay humanidad porque el ser es inteligible”[4].

La modernidad se olvido de esta apertura del ser tal vez por el solipsismo y como consecuencia se le acusa a esta del olvidado del ser, ese olvido que se encierra en el sujeto en sí mismo, como lo marcan Kant y Descartes haciendo énfasis en el ‘yo’; la subjetividad de la conciencia impera, en otras palabras. Como la tesis fundamental del solipsismo es que solo se puede comprobar la propia existencia su mayor error es que se convierte en un narcisismo exagerado, de este pensamiento Cartesiano emanan el narcisismo, la egolatría, el egoísmo, individualismo, hermetismo ante el dialogo, etcétera, todas estas consecuencias existenciales recaen en el otro y por lo tanto van en contra de la teoría de la alteridad de Lévinas, el cual dice “La ontología es la esencia de toda relación con los seres e incluso de toda relación en el ser. El hecho de que el ente esté abierto, ¿no pertenece al hecho mismo de su ser? Nuestra existencia concreta se interpreta en función de su entrada en lo abierto del ser en general”[5]. No puede haber una existencia verdaderamente auténtica sin que esta se concretice en el otro, en la apertura, es por eso que Lévinas se opone tajantemente a la noción de sujeto de Husserl, este pensamiento de Lévinas es parecido al de Heidegger el cual dice que la única existencia autentica se da cuando “el hombre reconoce la muerte como la única verdadera posibilidad de su existencia; y en este reconocimiento, se reconoce así mismo como ‘ser-para-la-muerte’”[6], pues la muerte es según Lévinas “otra experiencia que nos saca de la soledad… en ella el sujeto deja de ser sujeto. Necesita del otro… para darle algún sentido a esta”[7]. Como vemos el otro tiene una relevancia prominente, porque es el que nos presenta una ética acorde al prójimo que necesita de mí, esto se logra desobjetivando al otro y presentándole un ‘él’.

Gracias a Lévinas podemos decir que hay que ver a la ética como filosofía primera, el cual encuentra su base de Platón. La base de la ontología coetánea es que “en las ocupaciones temporales está ya inscrita la comprensión del ser. La ontología no se cumple en el triunfo del hombre sobre su condición, sino en la tensión misma en la que se asume tal condición”[8]. Con lo anterior se empieza a construir una ética de hechos de la vida cotidiana, pues las ocupaciones temporales están cargadas de la existencia del ser.

Epistemología y ontología eran la misma cosa en la modernidad, ahora lo que Lévinas propone es que se debe pasar a la actitud de relación con el otro para la comprensión de este, pues la razón instrumental del saber nos heredó una instrumentalización para utilizar los objetos sin considerar su sentido último. Hay que acentuar algo para poder entender las premisas de Lévinas, el otro no es un medio sino un fin en sí mismo, con esto podemos entender la filosofía de la alteridad en donde ya no conocemos al sujeto como objeto, sino que lo vemos como el ‘otro’, el tú, el nosotros, el prójimo en la filosofía cristiana. En algún momento, la ontología dejo fuera al ‘otro’ y Lévinas quiere lograr la recuperación de este presentando su filosofía de la alteridad.

Heidegger con su sentimiento de angustia y de su ser para la muerte, se despreocupa totalmente de la ética, pues el solo atiende al ‘yo’ al verse limitado y finito. Lévinas responde a esto en su trascendencia ética tomando como puerta a esta al ‘otro’. Lo cual convierte a la ética según Lévinas en la filosofía primera y deja aparte a la ontología la cual se mantiene en la inmanencia refiriendo solo al ‘yo’. El sentido del ser se dará únicamente al verte interpelado por el otro, hay que aprender entonces al ver al otro como una necesidad, Lévinas hace eso, a partir del ‘otro’ construye su metafísica.

[1] LÉVINAS, Manuel, Artículo “¿Es fundamental la ontología?”, Revue de métaphisique et de morale, número 1, enero-marzo de 1951. Traducción de José Luis Pardo en «Entre Nosotros. Ensayos para pensar en otro», Pre-Textos, Valencia, febrero de 2001, pp. 13-23. En el texto digital p. 1

[2] Cfr. CRUZ, Prados, Alfredo, Historia de la Filosofía contemporánea, Ed. EUNSA, Pamplona , 1987, p. 174

[3] Cfr. Ibid.

[4] LÉVINAS, Manuel, Artículo “¿Es fundamental la ontología?”, p. 2

[5] Ibid, p.3.

[6] CRUZ, Prados, Alfredo, Historia de la Filosofía contemporánea, p.179

[7] BEUCHOT, Mauricio, “Historia de la filosofía en la postmodernidad”, Ed2 Torres y asociados, México 2009, p. 201

[8] LÉVINAS, Manuel, Artículo “¿Es fundamental la ontología?”, p.1.

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